El nieto 119 se convertirá en el sexto hijo que logra reencontrarse con su madre
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En cada uno de esos casos, Abuelas de Plaza de Mayo
acompañó el proceso de restitución de la identidad robada.
La Historia del hijo 119 es delicada y atípica. Entre otros motivos,
porque su madre está viva. No se trata del primer caso. Hubo otros cinco hijos
que recuperaron su identidad robada por el terrorismo de Estado y se
reencontraron con sus padres biológicos. Abuelas de Plaza de Mayo ha acompañado
todas estas búsquedas.
Tamara Arze: nieta 6
Tamara nació el 22 de julio de 1974. Su madre Rosa Mary
Riveros, una obrera de nacionalidad boliviana, fue secuestrada cuando su beba
tenía un año y medio. La niña vivía al cuidado de una pareja, hasta que una
patota irrumpió en la casa y las fuerzas de seguridad dejaron a Tamara con unos
vecinos. Les dijeron que regresarían a buscarla. Ante la falta de noticias, los
vecinos – una familia muy humilde- acudieron a la comisaría de la zona, donde
fueron amenazados. Decidieron quedarse con la niña.
Mientras tanto, Rosa pasó por diversos centros clandestinos
y finalmente fue legalizada como presa política. Llevaba tiempo tratando de
conocer el paradero de su hija pero no conseguía que nadie le diera información.
La liberaron en 1981 y fue expulsada del país. Consiguió asilo en Suiza, desde
donde continuó su búsqueda en permanente contacto con Abuelas de Plaza de Mayo.
“Tenía los dientes separados, con una especie de frenillo. Si es que se le
cayeron, yo no sé. Nunca le puse aros ni usó chupete. Va una foto de cuando yo
tuve cinco o seis años", escribió su madre en una carta a la institución.
En junio de 1983, las abuelas Mirta Baravalle y Rosa
Roisinblit (hoy vicepresidenta) fueron hasta una casa en Guernica y tras una
larga búsqueda, localizaron a Tamara. La madre envió un casette donde le
contaba a su hija qué había pasado, cuánto la extrañaba y todo lo que la había
buscado. Hubo varias conversaciones y debates acerca del futuro de la niña, que
en esos días cumplía nueve años. Tamara habló con su madre por teléfono y dijo
que quería estar con ella. Poco después viajó a Suiza, donde viven. Tamara es
una de las primeras nietas restituidas, la número 6.
Hermanos Gatica Caracoche: nietos 24 y 28
En 1976 Ana María Caracoche y Juan Oscar Gatica tuvieron dos
hijos. María Eugenia nació el 6 de febrero en Bahía Blanca y Felipe, el 23 de
diciembre. En marzo de 1977, María Eugenia estaba temporalmente al cuidado de
Susana Falabella y José Abdala, mientras su madre viajaba a Buenos Aires con su
hermano menor, cuando un grupo de hombres vestidos de civil los secuestró en la
ciudad de La Plata. A Ana María la secuestraron un mes después, mientras
estaba con su bebé, refugiada en una casa de la localidad de Berisso. Estuvo en
el centro clandestino La Cacha y en el Pozo de Banfield, y recuperó su libertad
en mayo de 1977. “Me llevaron en un auto y me hicieron bajar en el barrio Los
Hornos, que era donde yo vivía, donde había desaparecido (mi hija) María
Eugenia", dijo en su declaración durante el juicio por los delitos en La
Cacha.
Después de una búsqueda intensiva, Oscar y Ana María
supieron que Felipe había sido entregado por los represores a una vecina. Ella
le buscó otra familia que lo anotó como hijo propio hasta que pudieron
localizarlo, en agosto de 1984. Habían pasado siete años desde su
desaparición. En septiembre Felipe pudo reencontrarse con sus padres. Un
mes después, el matrimonio consiguió algunos datos sobre María Eugenia, también
inscripta como hija propia por el comisario Rodolfo Oscar Silva y su esposa
Armanda Elisabeth Colard. Fue restituida por un juez penal casi un año después,
el 18 de septiembre de 1985. La familia Gatica Caracoche vive en Brasil.
Simón Antonio Gatti Méndez: nieto 72
En 2002, después de 26 años de búsqueda Sara Méndez se
reencontró con su hijo Simón Antonio Gatti Méndez. Las dictaduras argentina y
uruguaya los habían separado en julio de 1976, cuando un grupo de tareas
secuestró a la madre y se llevó al bebé, de veinte días de vida. Sara estuvo
diez días en el centro clandestino Automotores Orletti. Después, la trasladaron
a una cárcel uruguaya, donde se enteró que Simón no había sido entregado a sus
abuelos como le prometieron los represores. Desde, entonces lo buscó.
El encuentro se produjo finalmente cuando Simón dudó sobre
su origen. Un examen de ADN le confirmó que era hijo de Sara y de Mauricio
Gatti. A su padre no llegó a conocerlo, había fallecido en 1991.
Nieta 107
María de las Mercedes Moreno tuvo a su hija en la maternidad
adonde la habían trasladado desde el Departamento de Informaciones de la
Policía de la Provincia de Córdoba -conocido como "D2"-, que
funcionaba como centro clandestino. Encadenada, dio a luz a una niña. Se la
sacaron inmediatamente. A María de las Mercedes la llevaron otra vez al centro
clandestino, y permaneció allí hasta 1979.
A su hija la inscribió como propia una encargada del
Servicio Social de la Casa Cuna cordobesa. En 2012, con la ayuda de la filial
de Abuelas en Córdoba, logró que la justicia federal convocara a la joven, que
accedió a realizarse el examen ADN y confirmó: era la hija de María Mercedes.
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